Actualmente, las entidades bancarias, las empresas de telefonía y de televisión por suscripción, así como los  almacenes revisan la calificación que los usuarios de crédito tienen ante las centrales de riesgo. De esa manera, analizan la aprobación de la solicitud de nuevos préstamos.

Las centrales de riesgo son las que almacenan, procesan y suministran la información sobre la forma como las personas y las compañías han cumplido con sus obligaciones ante las entidades financieras, cooperativas o con almacenes que venden a crédito. Estos registros quedan asentados en una base de datos que almacenan la historia crediticia de usuarios naturales o jurídicos. 

En Colombia, una de las instituciones que maneja este tipo de historiales es Datacrédito. Esta central de información financiera y crediticia es una de las bases de datos más completa del país con información de identificación, localización demográfica, hábito de pago y nivel de endeudamiento de los usuarios de crédito. 

Las centrales de riesgo no son las que otorgan o niegan los préstamos. Sólo suministran la información para que las entidades de crédito utilicen sus reportes como herramientas de análisis para tomar decisiones. Sin embargo, el historial de Datacrédito no  es el único factor para ser merecedor de un préstamo, pues también se califica la capacidad de pago del solicitante, por lo que una solicitud puede ser aprobada por una entidad y negada por otra.

Tengo marca negativa

Las centrales de riesgo tienen una razón de ser. Gracias a ellas las entidades pueden saber a quién le prestan y con quién se relacionan. No hay que asustarse por estar en esas bases de datos. De hecho, los usuarios que pagan a tiempo y cumplen con sus obligaciones crediticias tienen una buena reputación en el sistema financiero y tienen puertas abiertas a solicitar nuevos préstamos. 

Ahora bien, cuando los usuarios caen en una situación de impago o en una mala racha que les impiden cumplir en tiempo y forma con sus obligaciones crediticias tampoco es el fin del mundo. Primero, es necesario identificar por qué se cayó en esa situación, quizá fue por una emergencia médica, un despido o por un mal manejo de las finanzas personales. 

Después habrá que revisar cuáles son las alternativas que como deudor se tienen para saldar el préstamos y enderezar su camino financiero. En ese escenario, las reparadoras de crédito pueden ser un aliado para entender cómo funcionan las centrales de riesgo y cómo hacer para saldar un crédito vencido.

Las reparadoras trabajan con programas de ahorro, es decir, diseñan planes a la medida para que los deudores puedan ahorrar de manera constante, según su capacidad de ingreso. Una vez que se ha ahorrado entre 50% y 70% del valor adeudado, es posible negociar el pago con los acreedores. 

Hay que aclarar que las reparadoras cobran por sus servicios, pues ponen a disposición de los deudores a personal especializado en la negociación con los acreedores. También ofrecen asesoría puntual sobre cómo opera el sistema financiero y de créditos. Además de explicar cómo manejar las llamadas de los despachos de cobranzas, especialmente cuando éstos hacen llamadas intimidantes. 

Beneficios de acudir a una reparadora

Por muy complicada que parezca la situación financiera de un deudor, lo importante es saber que siempre es posible salir de una situación de insolvencia por falta de pago. Las reparadoras son precisamente especialistas en identificar esas posibles salidas, según el tipo de adeudo y las características del moroso. 

 

Hay tres momentos idóneos para pensar en una reparadora:

  1. Cuando no es posible acceder a las alternativas más comunes para mejorar el endeudamiento como es la refinanciación de la deuda.
  2. Cuando existe un compromiso firme de cumplir con la obligación crediticia, pero se necesita de ayuda adicional para negociar el pago en cuotas que se ajusten a la capacidad de ingreso que quizá es distinta y más limitada a la que se tenía cuando se contrajo el adeudo original. 
  3. Se dejaron de pagar los créditos por al menos 30 días.

Resuelve Tu Deuda es el nombre de una reparadora mexicana que abrió operaciones en Colombia hace unos años. Su misión es brindar a sus clientes asesoría legal y financiera, ayudarles a negociar las deudas con las entidades financieras con quienes están atrasados en pagos y buscar el mayor descuento posible en el pago de esas obligaciones sin más crédito.

Es la reparadora más conocida en Colombia y lleva varios años con su programa de negociación de préstamos para personas que ya “se colgaron” y no ven una salida para volver a recuperar su historial crediticio. 

Aquellos deudores que acuden a las reparadoras y entienden su modelo de negocio, identifican una oportunidad de rehabilitación financiera a través del ahorro que realizan de manera disciplinada. Es un sistema que también les permite aprender a manejar mejor sus finanzas personales y eso evita que vuelvan a caer en mora. 

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