El comprobante de ingresos se ha convertido en el elemento fundamental en el mundo del financiamiento. Es considerado, incluso, como la llave que abre la puerta para obtener los créditos que ofrecen instituciones como los bancos.
Pero, ¿por qué? ¿qué hace tan importante a este documento?
En términos simples, podemos decir que el comprobante de ingresos es el acta que permite demostrar el flujo de dinero que tiene cada persona en determinado tiempo. Principalmente, se mide el nivel de ingreso que sustenta cada mes.
En esa lógica, este tipo de documento puede manifestarse de diversas formas. Es decir, no es un formato específico, pues cada persona, en relación a su actividad, cuenta con el certificado que sustenta y demuestra a cuánto ascienden sus ingresos.
Generalmente, el recibo de nómina es el certificado por excelencia para demostrar ingresos, pues es el documento que da cuenta sobre la cantidad que recibe una persona por su salario. Sin embargo, también se contempla como comprobante de ingreso a los extractos bancarios, que dan cuenta de la actividad de depósitos o retiros.
¿Qué documentos se consideran como comprobantes de ingresos?
En esa lógica, podríamos agrupar en dos grandes bandos los diversos tipos de documentos que los bancos toman como válidos para comprobar ingresos.
Por un lado tenemos la parte de las personas asalariadas o pensionados. Para este grupo poblacional, las instituciones toman como válidos para demostrar ingresos:
- El certificado laboral, no mayor a 90 días, en el cual se establezca el cargo, sueldo, antigüedad y tipo de contrato.
- Comprobantes de pago de nómina o pensión equivalentes al último mes.
Por otro lado, en el caso de personas con actividad independiente, es decir, que no dependen de un patrón o empresa, los bancos consideran como comprobantes de ingreso a:
- La declaración de Renta del año gravable inmediatamente anterior.
- Extractos Bancarios de los últimos tres meses donde se soporten sus ingresos.
Cuidar la capacidad de pago
El comprobante de ingresos es una pieza fundamental que integra la maquinaria con la que las diversas instituciones que otorgan crédito buscan definir el elemento clave en materia de financiamiento: la capacidad de pago.
Al momento de solicitar algún tipo de financiamiento, los bancos, por ejemplo, no sólo se fijan en el nivel de ingreso, sino también en herramientas como los reportes que generan las centrales de crédito.
No hay que perder de vista que las instituciones financieras basan su operación a partir de medir el riesgo. Es decir, definen el perfil de cada persona en relación al peligro que se corre de impago, esto derivado de la capacidad de ingreso que se demuestra y del comportamiento de pago en otros compromisos adquiridos.
De manera sencilla, la capacidad de pago se puede definir como la posibilidad de cubrir las nuevas deudas que se desean adquirir, esto sin poner en riesgo los compromisos ya adquiridos, así como los gastos fijos, entre ellos, los derivados de las necesidades diarias.
Por ello, si estás en busca de un nuevo crédito, la mejor recomendación es tener presente los compromisos que se tienen vigentes, así como los gastos del sustento diario. Esto, en miras de no rebasar la capacidad de pago mensual.
Evitar superar este límite te permitirá llegar a fin de mes sin preocuparte, al tener todo bajo control y contar con el dinero suficiente para cubrir las necesidades y compromisos.